miércoles, 14 de diciembre de 2011

La leyenda de seis mujeres que salvaron a 200 caballos

Hay acontecimientos en la vida que nos tocan el alma. Hace poco he visto uno que ha tocado la mía. Se trata del rescate de unos 200 caballos atrapados en un islote a causa de una inundación. Ocurrió en octubre de 2006 en la isla de Frisia, al norte de Holanda.

Una fuerte tormenta inundó las marismas de la isla donde pastaba una enorme manada de caballos. Durante la tempestad fallecieron 18 caballos. El resto del grupo quedó atrapado sin comida en un pequeño islote. Durante dos días bomberos, soldados y policías intentaron poner en marcha una gigantesca operación de rescate para salvarlos. Primero usaron barcas planas para salvarlos, pero así sólo consiguieron salvar a 12 potros, los más pequeños. Tuvieron que dejar de usarlas porque el agua había descendido en algunas zonas y las lanchas quedaban varadas con el peso del animal. Se pensó en el uso de helicópteros, pero se descartó por el temor a que el ruido de los mismos provocase una estampida en la que podría morir un gran número de caballos.

Cuando ya todo el pueblo temía por la supervivencia de los caballos, aparecieron seis mujeres montadas a caballo. Cuatro de las jinetes se introdujeron en el agua. Las otras dos quedaron en la orilla, de apoyo.

Y esto es lo que ocurrió:




La grabación no es muy nítida, pero es impresionante. Me impresionan muchos hechos:

- El coraje de este grupo de mujeres. Sus nombres son: Miky Nijboer, Antje Dijkstra, Hinke Lap, Christina Storner, Fardow de Ruiter y Suzan Fransen.

- El valor y nobleza de los caballos que montan. Sólo sé el nombre de uno de ellos: Berber, el caballo de Micky. Ella fue la impulsora de este rescate, tal y como relata la revista Selecciones.
- La reacción de los caballos atrapados en la isla. Es increíble ver cómo salen. Tranquilos. En perfecto orden. Sin atropellarse. Siguiendo confiados, sin dudar, sin adelantar, la ruta marcada por los caballos montados. Incluso en los momentos en que literalmente el agua les llega hasta el cuello. ¿Os habéis fijado que incluso imitan su movimiento elevado y también el ritmo?
En el libro La conexión espiritual con los caballos, Margrit Coates recoge el testimonio Suzan, una de las amazonas que, desde la costa, ayudó a dirigir la manada.

“Fue un momento muy emotivo, realmente bello. No tengo palabras para explicar lo que se siente cuando ves a 150 caballos que corren hacia ti. Debo admitir que mi caballo estaba un poco asustado, pero fue genial; cuando los caballos pasaron a su lado, hubo un momento en que perdí el control, pero luego todo salió bien. El momento más hermoso fue cuando los cuatro caballos entraron en el agua para ir a rescatar a los caballos aprisionados y mi caballo quería ir con ellos. Le dije: No, tú no puede ir, tenemos que quedarnos aquí como apoyo. Entonces mi caballo emitió algunos ruidos, llamando a los caballos que se habían adentrado en el agua. Le devolvieron la llamada y aquello me llegó al corazón”.

Todos los caballos, menos uno, se salvaron. Había un potro tan débil que casi al final de la travesía cayó exhausto y murió al día siguiente.

Estas mujeres y sus caballos realizaron una auténtica hazaña. No dudaron en arriesgar su integridad física para ayudar a un puñado de "animales". ¡Chapó!