jueves, 30 de julio de 2015

Hoy no estoy

Hoy he amanecido como el día,
gris y pesada.
Plomiza y triste.
Hoy no tengo fuerzas 
para tirar de mi cuerpo,
ni de mi alma.
Llevo tres cafés
y no resucito.
Hoy no estoy para nada,
ni para nadie.
Ni siquiera para mí.

Verte marchar

Me dijiste "confía en mí" cuando ya no creía en casi nadie. Y no sé, te hice caso, todavía sin saber la razón. Te empecé a contar lo que me inquietaba. Y tú fuiste curando heridas y amansando miedos. Esos que están llenos de pasados para olvidar. ¿De verdad esperas que me sea fácil verte marchar?

lunes, 27 de julio de 2015

Las emociones no pueden dimitir

Situación: Alegría y Tristeza han desaparecido de la central de mando de las emociones de una niña de 11 años que, de repente, no sabe qué le pasa. La niña se siente perdida y confusa, tanto que está decidida a tomar una decisión drástica. En ese momento el control de las emociones está en manos de Ira, Asco y Miedo, que se sienten un poco desbordados porque están acostumbrados a que sea Alegría quien lleve la voz cantante. Miedo tiene tanto miedo que quiere dimitir. Pero aunque lo intenta, no puede irse. Asco le aclara que “las emociones no podemos dimitir”. Es una escena de Inside Out (Del Revés), la última peli de dibujos de Pixar y Disney.

Me encantan las pelis de dibujos. Me hacen reír y me recuerdan de forma sencilla y gráfica lo importante de la vida. Por lo que merece la pena luchar y por lo que no. Cuando vi el trailer de Inside Out me puse a dar saltos. “Una peli de dibus que va sobre las vocecitas que nos martillean la cabeza a cada momento. Esa no me la pierdo ni harta de cerveza”, pensó una de mis vocecitas -imagino que (mi) Alegría-.


Deseaba verla por varias razones, una de ellas era por ver cómo los genios de Pixar reflejaban el papel que juegan las emociones en nuestro comportamiento, especialmente en el de los niños.  Cuando parte de tu vida gira en torno a ayudar a entender y gestionar las emociones –es lo que intento hacer en mi trabajo de coaching con caballos- sabes que la esencia de cada persona y, por tanto, todo su comportamiento está dirigido por las emociones y no por el intelecto, aunque solamos pensar lo contrario. Quien más y quien menos cree o ha creído que es nuestra parte racional la que toma las decisiones sobre lo que hacemos o decimos. Pues estás confundido. Todo tu comportamiento y especialmente las decisiones claves están dirigidas por tus emociones y por los recuerdos emocionales de vivencias anteriores. ¿Te has dado cuenta de que cuando recordamos, la imagen o escena que evocamos siempre remueve algo por dentro? Eso que te remueve son emociones (tristeza, alegría, miedo, ira…) y no pensamientos ni ideas.

En gran medida nuestro presente y nuestro futuro están condicionados por nuestro pasado. Aunque lo correcto sería decir por las emociones que generaron y nos siguen generando experiencias vividas. Cuando entrenamos y desarrollamos la inteligencia emocional lo que buscamos es aprender a identificar qué es lo que nos pasa, qué tipo de emoción o emociones nos genera una situación concreta y a qué se debe. Es decir, intentamos liberar, o al menos, aligerar la mochila emocional que nos lastra. Buscamos dejar lo bueno y sacar lo que nos pesa y frena. Corto que me enrollo. En otra ocasión lo mismo trato este tema.

Vuelvo a la peli, un fantástico y alucinante viaje por las emociones de una niña. Se supone que la cinta es para niños, pero en realidad la deberían ver los adultos, sobre todo si sois papás. Os ayudara a entenderos un poquito más y, sobre todo, a vuestros peques. Eso sí, te aconsejo que si eres un adulto de, pongamos por caso, más de 40 años y no tienes hijos te busques un niño para ir a verla. Yo, como soy de naturaleza imprudente, fui sola (tenía previsto ir acompañada, aunque era con otro adulto que no tiene muchos complejos…, pero no pudo ser) y todos me miraban raro. Mayores y niños. Unos y otros miraban a mi alrededor, creo que buscaban a mi niño. Cuando salía de la taquilla con mi entrada, un señor que iba con tres chavales me preguntó “¿vas sola, sin niños?”, le dije que sí; y el me preguntó que si quería uno. No tuve muy claro si se refería a prestarme a alguno de los críos que llevaba o a otra cosa… Le contesté con una sonrisa y un “no, gracias” –respuesta válida para cualquiera de los supuestos que estuviera barajando-. La próxima vez que vaya al cine a ver una de animación lo planificaré mejor y me pillaré a alguno de mis sobrinos (ese día no tenía ninguno a mano) o pediré prestado algún niño, más que nada para no desentonar.

Si tienes una tarde de esas que no sabes muy bien qué hacer, Inside Out te hará pasar un buen rato. Tiene algunos golpes realmente geniales como, por ejemplo, la idea que Miedo tiene de un buen día: “hoy no nos hemos muerto. Es lo que yo llamo un éxito total”. Y no le falta razón.

Estar vivo –y ser consciente de ello- es el mayor éxito.

Que esté bien y sonría

Nos vimos pocas veces, pero siempre reía. Hablaba mucho y escuchaba más. En su compañía el tiempo se volatilizaba.
Era tajante, pero tenía el mejor corazón que te puedas encontrar en la vida. Me hizo reír muchos días y sin esperarlo una mañana se marchó. Y aunque hay momentos en los que su ausencia se hace casi insoportable es de esas personas a las que sólo le puedes desear que le vaya bonito. Cada noche cuando cierro los ojos pido que esté bien y sonría.

jueves, 23 de julio de 2015

Sueños y realidad

Suena la alarma del móvil. 
Abro los ojos.
Amanece. 
Un día más siento 
que los recuerdos y los sueños 
son más reales que la propia realidad.

miércoles, 22 de julio de 2015

Érase un susto, un libro y una niña de nube

Esta tarde venía de casa de unos amigos y de estar con la niña más fuerte, luchadora y preciosa que conozco, cuando me ha pillado una fuerte nube de agua y granizo en la autovía. De golpe el asfalto seco era un mar de agua burbujeante y piedras de hielo del tamaño de huevos de codorniz y de gallina. En ese momento iba escuchando Arráncame de Vanesa Martín –estos días ella y su música me acompañan- de su álbum ‘Ven, siéntate y me lo cuentas’, y no sé muy bien cómo ha sido pero de repente un camión frutero que iba delante ha perdido el control y se ha atravesado en mitad de los dos carriles de la autovía. En unos segundos -¿2, 3?- me he visto que me echaba encima del camión que patinaba y quedaba atrapada entre él y el quitamiedos. He contenido la respiración, esperando el golpe –como si eso sirviera para amortiguarlo… -. No sé qué ha pasado o qué he hecho pero mi coche y yo hemos salido sin un rasguño. El resto del camino me lo he pasado dando gracias a todo lo visible e invisible.
Ya en casa, mientras repasaba lo sucedido me ha venido a la mente el libro que justo había terminado de leer esta mañana. Ese libro me asaltó el otro día. ¿A ti no te ocurre que vas tan tranquilo paseando y un libro se lanza a tus brazos? A mí, sí. A veces. Normalmente sucede cuando deambulo entre los pasillos de una librería o de una feria del libro y de golpe y porrazo me encuentro con uno entre las manos, cuyo título y/o autor no me suenan de nada… Este libro del que te hablo fue mucho más atrevido. Yo había ido a un centro comercial a cambiar un ratón de ordenador y al salir las escaleras me escupieron justo en la sección de librería. Ese día yo no estaba para mirar libros, en realidad no estaba para nada –bastante tenía con respirar y caminar- así que pasé de largo por el pasillo cuando algo color azul cielo despejado –mi color preferido- atrajo mi atención. Me acerqué y dos palabras hicieron que mis ojos se pusieran redondos y grandes como dos os mayúsculas, así O-O, y apareciera una leve sonrisa. Esas palabras: Niña y Nube… hicieron que el libro saltara a mis manos. Antes de terminar de leer el título ya sabía que se venía conmigo.
El título completo es La niña que se tragó una nube tan grande como la Torre Eiffel, pedazo título del que en la portada destacan tres palabras: niña, nube e Eiffel. Es una bonita fábula que cuenta la historia de amor entre una mujer y una niña que se tragó una nube. Un amor, capaz de creer y hacer lo imposible para romper todas las distancias: geográficas, culturales, raciales y físicas.
El libro no es que sea nada del otro mundo, pero sí que es entretenido y tiene algunos golpes de humor bastante buenos. Lo mejor, para mí, es que mezclando realidad, sueños y fantasía los personajes dan una interesante moraleja: hay separaciones, distanciamientos inevitables y a veces imprevisibles, pero esos sólo los provoca la muerte. La existencia de todos los demás distanciamientos sólo depende de nosotros, del amor que sintamos por la otra persona y de nuestra voluntad de encontrar el camino para estar juntos.
Dos de las frases que he subrayado:
- “El corazón es un gran armario en el que encerramos a todos los que queremos para tenerlos siempre con nosotros y cargar con ellos allá donde nos lleve la vida”.
- “Si tuviera un mando a distancia para mamás, haría que vinieras todo el rato, cada vez que estoy triste. De hecho, ni siquiera te dejaría marchar”.
El susto de esta tarde me ha animado a contar esto. Y tal vez también me anime a entregar una carta que escribí dos días antes de encontrar el libro, pero que no me decido a dar.

lunes, 20 de julio de 2015

Cambios

Hasta ahora todos los artículos de este blog han girado exclusivamente sobre temas de caballos. A partir de ahora cualquier tema puede tener cabida aquí, incluido los caballos. Pero el sitio que ahora tengo dedicado específicamente a los caballos es la página de Equynos: http://www.actividadesconcaballos.es/