martes, 3 de enero de 2012

No compres 'el mejor caballo', busca el que necesitas

En el mundo del caballo hay muchas “metías” (término coloquial que quiere decir dar gato por liebre). Seguro que todos conocéis algún caso –o muchos- en el que a la hora de comprar o vender un caballo alguien ha salido estafado. El caballo era mucho mayor de lo que decían, no era tan “tranquilo”, no estaba tan perfecto de salud… En el mundo del trato (palabra coloquial como se conoce cuando se cierra una compra-venta) podemos encontrar de todo. Hay auténticos profesionales del trato en colarnos lo que ellos quieren.

A la hora de comprar un caballo hay muchas cosas a tener en cuenta, pero para mí se resume en dos:

1.- Compra el caballo que se ajuste a lo que tú necesitas. A lo que quieres y a tus conocimientos. Así de simple. Ni más ni menos. ¡Ese será el que más te haga disfrutar!



Y eso, al menos para mí, es lo más importante porque es lo que hará que vuestra relación sea especial para los dos. Olvídate de si es más o menos guapo, alto. De si tiene unos movimientos espectaculares, de si tiene carta o si es un “sin papeles”. Todo eso es secundario a no ser, claro, que te vayas a dedicar a la cría. En ese caso, sólo tienes que hacer caso al título de este epígrafe.

2.-Antes de cerrar la compra es importante ver el caballo en acción. Es decir, antes de pagar comprueba que ese caballo tiene lo que buscas. Parece una obviedad, pero no lo es. Una cosa es lo que nos cuentan los tratantes y otra lo que de verdad hace el caballo.

Y si no que se lo digan a estos amigos de la mafia italiana que deciden invertir en la compra de un caballo de carreras.




Lo dicho: Una cosa es lo que nos cuentan los tratantes y otra lo que de verdad hace el caballo.


Una de las cosas que más me gusta hacer cuando me acerco por primera vez a un caballo es intentar estar un rato a solas. Pero un buen rato. Sin hacer nada. Sólo observándolo. Procuro mirarle a los ojos. Ahondar en su mirada. Intento estar lo más relajada posible y tomar consciencia de cómo me siento a su lado. Muchos de los momentos más emotivos que he compartido con los caballos han tenido lugar así. Para mí es una forma de detectar si hay feeling entre los dos.

No hay comentarios: