lunes, 27 de julio de 2015

Las emociones no pueden dimitir

Situación: Alegría y Tristeza han desaparecido de la central de mando de las emociones de una niña de 11 años que, de repente, no sabe qué le pasa. La niña se siente perdida y confusa, tanto que está decidida a tomar una decisión drástica. En ese momento el control de las emociones está en manos de Ira, Asco y Miedo, que se sienten un poco desbordados porque están acostumbrados a que sea Alegría quien lleve la voz cantante. Miedo tiene tanto miedo que quiere dimitir. Pero aunque lo intenta, no puede irse. Asco le aclara que “las emociones no podemos dimitir”. Es una escena de Inside Out (Del Revés), la última peli de dibujos de Pixar y Disney.

Me encantan las pelis de dibujos. Me hacen reír y me recuerdan de forma sencilla y gráfica lo importante de la vida. Por lo que merece la pena luchar y por lo que no. Cuando vi el trailer de Inside Out me puse a dar saltos. “Una peli de dibus que va sobre las vocecitas que nos martillean la cabeza a cada momento. Esa no me la pierdo ni harta de cerveza”, pensó una de mis vocecitas -imagino que (mi) Alegría-.


Deseaba verla por varias razones, una de ellas era por ver cómo los genios de Pixar reflejaban el papel que juegan las emociones en nuestro comportamiento, especialmente en el de los niños.  Cuando parte de tu vida gira en torno a ayudar a entender y gestionar las emociones –es lo que intento hacer en mi trabajo de coaching con caballos- sabes que la esencia de cada persona y, por tanto, todo su comportamiento está dirigido por las emociones y no por el intelecto, aunque solamos pensar lo contrario. Quien más y quien menos cree o ha creído que es nuestra parte racional la que toma las decisiones sobre lo que hacemos o decimos. Pues estás confundido. Todo tu comportamiento y especialmente las decisiones claves están dirigidas por tus emociones y por los recuerdos emocionales de vivencias anteriores. ¿Te has dado cuenta de que cuando recordamos, la imagen o escena que evocamos siempre remueve algo por dentro? Eso que te remueve son emociones (tristeza, alegría, miedo, ira…) y no pensamientos ni ideas.

En gran medida nuestro presente y nuestro futuro están condicionados por nuestro pasado. Aunque lo correcto sería decir por las emociones que generaron y nos siguen generando experiencias vividas. Cuando entrenamos y desarrollamos la inteligencia emocional lo que buscamos es aprender a identificar qué es lo que nos pasa, qué tipo de emoción o emociones nos genera una situación concreta y a qué se debe. Es decir, intentamos liberar, o al menos, aligerar la mochila emocional que nos lastra. Buscamos dejar lo bueno y sacar lo que nos pesa y frena. Corto que me enrollo. En otra ocasión lo mismo trato este tema.

Vuelvo a la peli, un fantástico y alucinante viaje por las emociones de una niña. Se supone que la cinta es para niños, pero en realidad la deberían ver los adultos, sobre todo si sois papás. Os ayudara a entenderos un poquito más y, sobre todo, a vuestros peques. Eso sí, te aconsejo que si eres un adulto de, pongamos por caso, más de 40 años y no tienes hijos te busques un niño para ir a verla. Yo, como soy de naturaleza imprudente, fui sola (tenía previsto ir acompañada, aunque era con otro adulto que no tiene muchos complejos…, pero no pudo ser) y todos me miraban raro. Mayores y niños. Unos y otros miraban a mi alrededor, creo que buscaban a mi niño. Cuando salía de la taquilla con mi entrada, un señor que iba con tres chavales me preguntó “¿vas sola, sin niños?”, le dije que sí; y el me preguntó que si quería uno. No tuve muy claro si se refería a prestarme a alguno de los críos que llevaba o a otra cosa… Le contesté con una sonrisa y un “no, gracias” –respuesta válida para cualquiera de los supuestos que estuviera barajando-. La próxima vez que vaya al cine a ver una de animación lo planificaré mejor y me pillaré a alguno de mis sobrinos (ese día no tenía ninguno a mano) o pediré prestado algún niño, más que nada para no desentonar.

Si tienes una tarde de esas que no sabes muy bien qué hacer, Inside Out te hará pasar un buen rato. Tiene algunos golpes realmente geniales como, por ejemplo, la idea que Miedo tiene de un buen día: “hoy no nos hemos muerto. Es lo que yo llamo un éxito total”. Y no le falta razón.

Estar vivo –y ser consciente de ello- es el mayor éxito.

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