No puede dormir desde aquel día. Se pasa el día pensándola y
cuando llega la noche y cierra los ojos sin tener ya nada en lo que ocupar la
mente, ella lo invade todo. Su recuerdo se extiende como una silenciosa mancha
de aceite y se apodera de su mente. De
todo su ser. La siente dentro como se siente la fiebre. Algo intangible y
físico a la vez. Como una extraña corriente que le hormiguea en la sangre y le
revoluciona las pulsaciones del corazón. Ya se ha acostumbrado a esa singular
arritmia.

Cada mañana cuando suena la alarma del móvil se hace la
misma pregunta: ¿se puede romper el hechizo de un hada?
No hay comentarios:
Publicar un comentario