jueves, 3 de septiembre de 2015

Hechizo

No puede dormir desde aquel día. Se pasa el día pensándola y cuando llega la noche y cierra los ojos sin tener ya nada en lo que ocupar la mente, ella lo invade todo. Su recuerdo se extiende como una silenciosa mancha de aceite  y se apodera de su mente. De todo su ser. La siente dentro como se siente la fiebre. Algo intangible y físico a la vez. Como una extraña corriente que le hormiguea en la sangre y le revoluciona las pulsaciones del corazón. Ya se ha acostumbrado a esa singular arritmia.

Sucede todas las noches. Siempre igual. Da igual que llegue a la cama sin apenas fuerzas. Es la única forma que tiene de coger el sueño. Al poco de cerrar los ojos, siente cómo la energía de ella se le cuela por el ombligo y se va directa al corazón y, de ahí, a cada átomo de su ser. Es tan real que todas las noches se despierta tres veces, se levanta, va al baño y se echa agua en la cara para asegurarse de que todo es un sueño. Que no hay nadie más en el dormitorio.

Cada mañana cuando suena la alarma del móvil se hace la misma pregunta: ¿se puede romper el hechizo de un hada?

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