Escribo porque no puedo evitarlo. Escribir se ha convertido
en mi forma de conocerme y explicarme a mí misma.
Me gusta escribir, siempre me ha gustado. Supongo que es una
de las razones por las que siempre quise ser periodista, para escribir y contar
historias. Hasta hace poco sólo escribía por exigencias profesionales. Unas
veces disfrutaba y otras muchas no. Lo hacía porque era/es mi trabajo.
Hace unos meses algo pasó, algo se movió en mi interior. Empecé
a escribir por necesidad. Como terapia. Para aligerar peso. Cuando algo que
pesa dentro se escribe pierde importancia. Es como el miedo a lo desconocido
que cuando te enfrentas a ello ves que no era para tanto. Al escribir, lo
intangible coge forma, la de la palabra, y entonces lo puedes enfrentar. Sin
embargo, para que se produzca esa liberación no es suficiente con escribirlo, tengo
que dárselo a alguien para que lo lea, sólo así consigo que salga de mí. Cuando
lo que escribo lo guardo se queda dentro de mí y eso me asfixia. Me martillea la cabeza. Da igual que
esté en un cuaderno o en el disco del ordenador, sigue latiendo. La única forma
en que consigo el efecto terapéutico es cuando sé que alguien lo puede leer. Cuando
lo que he escrito puede caer en otras manos que no son las mías, lo pueden ver
otros ojos que no son los míos. Me sirve que sea una única persona.
Escribo también para recrear o cambiar recuerdos. Para
materializar sueños. Para viajar. Para vivir más. Escribir es una forma de acceder
a otras formas de vida y de sentir que mis circunstancias sociales y particulares
no me permiten vivir. Escribo historias de mi vida, pero no todo lo que escribo
es autobiográfico. Es cierto que todo sale de mí, pero es que resulta que ahí dentro
hay una multitud de gente. Y luego están las personas que están fuera pero las
agarro y las proyecto en mi interior. Escribo y punto.
Leo más que escribo. Y leo por las mismas razones, porque no
puedo evitarlo, porque me ayuda a conocerme. En millones de ocasiones he leído
un párrafo, un poema, una conversación, la descripción de un personaje... que descifraba a la perfección lo que en ese momento estaba sintiendo o lo que he vivido en
algún momento. Y al leerlo lo identificas. Comprendes. Y creces. Leo para
viajar. Para recordar. Para soñar. Para volar. Para enamorarme de la vida…
Esa es otra de las razones por las que publico lo que
escribo: para dar. Si a alguien, a una sola persona, lo que cuento le sirve para
comprender, para recordar, para soñar, para reír, para llorar (soltar presión),
para sentirse acompañado, para pasar el rato…Es un regalo pensar que alguna de las historias o un párrafo
de los que escribo pudieran emocionarte como yo lo hago con los que otros
escribieron.
Escribo para inventar un lugar donde encontrarnos.
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